Piercings y salud dental

Hace alrededor de 15 años empezaron a popularizarse los piercings. Aunque al principio nos parecían extraños, hoy en día resulta de lo más habitual. Más allá de entrar en valoraciones estéticas (ya se sabe: para gustos, ¡colores!), lo cierto es que perforar ciertas partes del cuerpo puede suponer un riesgo añadido para nuestra salud. Es el caso de los piercings colocados en la cavidad oral, que pueden afectar a tu salud dental. Por ello, si llevas piercings, te aconsejamos que no te pierdas este artículo.

 

Consejos de salud dental para personas con piercings

Ya son muchos los que han perforado (o quieren hacerlo) su lengua, frenillo, labio o incluso sus mejillas; sin saber que supone un riesgo para su salud dental. Además del dolor e inflamación propias de la colocación y el posible rechazo por parte del cuerpo al introducir un objeto extraño, los piercings habitualmente provocan infecciones, ya que dificulta la cicatrización de los tejidos.

Aunque ningún odontólogo recomendaría a sus pacientes llevar piercings en la boca, si este es tu caso, te aconsejamos que leas los siguientes consejos:

  • Sé extremadamente cuidadoso con la higiene de tus dientes y encías.
  • Limpia el piercing después de cada comida. Puedes hacerlo con un cepillo de dientes y jabón neutro.
  • Usa enjuague bucal antiséptico después de cada comida al menos durante un mes tras la perforación.
  • Si existe infección, evita el tabaco y el alcohol para favorecer la curación.
  • Una vez hayan cicatrizado los tejidos, quítate una vez al día el piercing y cepilla tus dientes y encías.
  • Si practicas deporte, quítate el piercing para evitar lesiones.

 

Riesgos de llevar piercings en la boca

Además de las infecciones que hemos comentado con anterioridad, llevar un piercing en la cavidad oral puede ser muy perjudicial para tu salud bucodental. A esta afección podemos sumar los siguientes problemas:

  • Traumatismos y fracturas dentales. Los dientes suelen ser los más perjudicados por el piercing, ya que es muy normal que  las personas que lo portan tomen el hábito de empujarlo y jugar con el pendiente con la lengua y los labios. Incluso los gestos más habituales, como hablar comer o beber, pueden ocasionar graves daños en el esmalte (y este es un tejido que no se regenera).
  • Lesiones y enfermedades periodontales. El mismo hábito de “jugar” con el piercing puede provocar lesiones periodontales si el pendiente golpea constantemente en la encía, así como una recesión gingival.

 

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